Pasar de una situación donde por ley se limita el número de horas que se puede abrir un negocio otra en la que tales restricciones se ven relajadas en mayor o menor medida. Esto es a lo que nos referimos con liberalización de horarios, si bien siendo fieles al concepto, significaría que puedes abrir y cerrar cuando te de la real gana.

Ahora, al tema. ¿Qué supone esto para la gente? Pues siendo un concepto liberal que nos acerca más al concepto de libre mercado,  necesariamente tenemos una situación mejor que la anterior bajo criterios de eficiencia dinámica, que no paretiana (Porque si bien una inmensa mayoría de la gente se ve beneficiada, una minoría pierde al dejar de estar sobreprotegida con la anterior legislación).

Desde el punto de vista de las ventas, podemos pensar que no van a incrementarse demasiado, salvo en los sectores relacionados con el turismo. A fin de cuentas, una familia en principio no va a consumir más o menos por poder elegir la hora a la que comprar, simplemente distribuirá sus compras en distintos momentos de la semana. Pero evidentemente la dimensión temporal cuenta: Sin libertad de horarios, una familia se ve sin leche un domingo y no puede comprarla, no podrá consumirla ese domingo, y habrá de esperar al lunes para reaprovisionarse. Con libertad horaria, no habría mayor problema en bajar a comprar. Al final, tenemos una situación donde al final de la semana, se ha comprado leche en ambos casos, pero sólo en uno la demanda del domingo ha quedado cubierta. Cabe pensar que en lugar de leche habrán consumido algún sustitutivo (agua, zumo de naranja...) no tan apetecible como su opción inicial. La satisfacción familiar es pues, mayor con la libertad. Cabe objetar que quizá la familia en lugar de consumir un sustitutivo haya preferido no consumir. Efectivamente, esto causaría una menor demanda de leche, pero en términos agregados, es despreciable en comparación con el volumen de leche comprado al mes. Las familias, a todas luces, ganan con la liberalización de horarios, pero ¿Y los comercios? La dinámica del mercado hará que los comercios traten de adaptarse a las preferencias de los consumidores. Si existe una demanda de productos fuera de los horarios habituales, existirá una presión que impulse a abrir en esos horarios. Los comercios que lo hagan se quedarían con esas ventas puntuales, o con suerte, con compras enteras 'del mes' realizadas en esos horarios. ¿Implicaría eso que todos los comerciantes minoristas van a tener que trabajar mucho más o cerrar, provocando una especie de apocalipsis laboral? Evidentemente no. Un comerciante, ante la liberalización de horarios puede:
  • No hacer nada: Depende de la circunstancias particulares, sus ingresos o bien se mantendrán estables o minorados en mayor o menor medida, pudiendo incluso llevarles al cierre en algunos casos (Si la población de una zona compra mucho fuera de horario habitual)
  • Ampliar el horario: Lograría unos ingresos iguales o superiores, pero a costa de perder mucho tiempo libre, lo cual puede no compensar al comerciante.
  • Ampliar el horario y contratar más trabajadores: Mismo caso que el anterior, solo que no ganaría tanto, ya que parte se emplearía en pagar al nuevo trabajador. Además, permite dar empleo a otra persona, lo cual es a todas luces positivo. Por supuesto, un comerciante sólo haría esto si cree que contratar un nuevo trabajador implicará un menor coste que los ingresos derivados de ampliar el horario, y que el VAN de la inversión de contratar sea mayor que cero. (Ya que puede ser que aunque el empleador reciba beneficio, no contrate nuevos trabajadores porque le rente más invertir el dinero en deuda segura que diese un mayor rendimiento)

En cualquier caso, sale ganando: Si hay muy poca gente que quiera comprar fuera de horario, podrá quedarse como estaba, y si hay mucha, lo más probable es que tenga que contratar un nuevo empleado, el cual también saldría ganando. ¿Y si... es una situación intermedia donde no rente contratar a otro trabajador, pero su beneficio se reduciría al no hacer nada? Puede elegir entre esperar sin hacer nada, y ver si realmente su beneficio se reduce (Puede que no lo haga) y en caso de que lo haga (demasiado), considerar qué valora más: si el dinero extra o las horas extra. Sólo en este caso es cuando se daría la situación de un comerciante trabajando mucho más por no mucho más beneficio. Finalmente, el comerciante puede optar por cerrar si no quiere trabajar más, dejando un local libre para posteriores usos. (Sí, y un parado más en la lista. [O no, quizá en otra zona sí le compense abrir]). Agregándolo todo, podemos pensar que la variación del empleo sería positiva y que los comercios se amoldarían mejor a la demanda de las familias. Como dije antes, esta medida es eficiente en términos dinámicos (Aquellas medidas que nos acerquen a una situación donde los planes de los distintos individuos estén perfectamente coordinados. Necesariamente, va a implicar que la medida permita el proceso empresarial y prueba y error y permite su autocorrección a lo largo del tiempo), por lo que de ocurrir cualquier desajuste, se podrá compensar con mayor facilidad (Por ejemplo, si un comerciante tiene que cerrar y pasar a trabajar para otro comerciante, estaríamos en una situación en la que se estaría sirviendo mejor a la sociedad) Y ya para acabar, resta decir que el único argumento para estar en contra de la liberalización de horarios es la ignorancia económica.

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  • Eva Eva 2012-07-17T11:05:06Z

    Me gustaría añadir un punto a todo este asunto. En los años 80-90 recuerdo perfectamente que los comerciantes de mi pueblo se reunieron para reclamar más regularización frente a una posible "competencia desleal" por parte de quienes abrieran fuera del horario establecido. Ellos mismos protagonizaron las protestas reclamando que era injusto que ellos no pudieran descansar los domingos y que era injusto que otros comercios pudieran abrir en domingo. La ley que permitió hacer ciertas excepciones con los centros comerciales en domingo fue casi milagrosa. Los comerciantes pequeños siguieron reclamando que era una injusticia y que ellos no podían competir con esa infraestructura, y que sería el fin del comercio pequeño.

    No está mal recordar que fueron ellos mismos los que pidieron una hiperregularización. Ahora se va dando cuenta la gente de que es mejor tener total libertad y que precisamente esa libertad que ellos veian como perjudicial y destructora.. es lo que va a hacer posible que reflote el comercio pequeño..