Asumamos que el propósito de un Estado legítimo es 'procurar el bienestar de su ciudadanía'. Estando de acuerdo con una definición tal, se puede deducir que si lo que maximiza el bienestar es un Estado del Bienestar en adición a las funciones nucleares del Estado -justicia,seguridad interior y defensa - pues sigue que debe haberlo.

Entre estas actividades, puede haber algunas que entrañen riesgo. Si el Estado permite que haya gente que vaya por la calle con armas atómicas, es posible que termine muriendo gente. En menos grado, permitir que la gente haga paracaidismo es permitir ponerse en riesgo. Lo primero no se permite y lo segundo sí. La razón es, parece, que lo primero pone en riesgo a mucha gente que no está dispuesta a correrlo y lo segundo afecta únicamente al paracaidísta. El Estado también puede llevar a cabo actividades que pongan en riesgo a la gente de alguna manera: tener un Ejército y emplearlo para dar vueltas por el mundo puede generar resentimiento en aquellas naciones que reciben los ataques y eso puede terminar en una guerra o, más modernamente, en un atentado - como EEUU sabe bien-. Pero se tienen, porque se estima que no tenerlo implica un riesgo mayor y es la pérdida del territorio y la conquista, and that. Por tanto, no hay problema en que el Estado lleve a cabo acciones que pongan en riesgo a la ciudadanía si ello redunda en el bienestar de la misma; o dicho de otro modo: si el Estado provee actividades arriesgadas a las que asiste gente voluntariamente, es evidente que el bienestar de esa gente aumenta, a priori. Directamente el beneficio de nadie se ve perjudicado si no se impone a nadie la asistencia. Indirectamente, se cobrarán impuestos para su financiación y eso reduce el bienestar, evidentemente.

Celebrar los Sanfermines es un caso de este segundo tipo, de paracaidísta. Un grupo de gente asistente que voluntariamente participa y sabe las consecuencias que ello puede tener. Si se asume que los costes de los mismos son inferiores al incremento de bienestar que generan en los partícipes, parece que no hay problema en que se celebren.  Por supuesto, ese cálculo sería más fácil si los Sanfermines se financiasen de forma privada. Pero no hay contradicción ni problema entre que el Estado procure bienestar y que el Estado financie actividades que entrañen riesgos.

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